Julio Cesar Reynaga

Nació en Cruz Alta (prov. de Tucumán) en 1950. Actualmente está jubilado. Fue docente en el Profesorado Superior de Lenguas Vivas, en la cátedra de Fonética Francesa y en la Escuela Superior de Música, Director del Coro Mayor. Se desempeñó también como funcionario administrativo en la Municipalidad de la Ciudad de Salta

Compositor y arreglador: son de su algunas obras regionales interpretadas y llevadas al disco por artistas de relieve nacional e internacional, como Los Chalchaleros. En el género sacro, es autor de Ave MariaSalve ReginaO Saultaris HostiaChristus factus est y Misa en Re menor para coro mixto. Se inició en 1975, como conductor del Coro Litúrgico de la Universidad Católica de Salta, mientras cursaba sus estudios de Lengua y Literatura Castellana.

Fue director del Ensamble de Cámara «Ars Nova» y coordinador de los orfeones que integraron la Asociación «Ars Nova» de Salta, entre finales de los años ’70 y comienzos de los ’80. Fundó y dirigió el Coral de Cámara Salta, entre 1993 y 1996. Dirigió el Coro “Renacer” de la Asociación de Jubilados y Pensionados de Salta. y el Coro Polifónico de Salta entre 1996 y 2002. Dirigió también el Coro “Gaudium” de la Escuela Superior de Música de la Provincia de Salta y el Coro del Milagro (de niños y jóvenes).

El juego del ajedrez para Julio es un “socio amigable y fundamental” que armoniza perfectamente con las múltiples actividades intelectuales y artísticas que sigue desarrollando.

Desde muy joven practicó el juego que más le apasiona, participando en numerosos torneos provinciales y regionales del nivel superior. Fue integrante del equipo de Juventud Antoniana que obtuvo el título de Campeón Provincial en 1972.

Fue periodista de la columna de ajedrez del semanario Propuesta y otras publicaciones, bajo el seudónimo de “Rey ahogado”.

Participó en la elaboración de sitios de la Web a saber: Unión de Problemistas “Arnoldo Ellerman” y en el actual sitio de la Unión Argentina de Problemistas de Ajedrez (UAPA).

Fue Director Organizador del Torneo Internacional de Composición Artística “ Jubileo Bicentenario de la Revolución de Mayo”1810 -2010

Practica en forma sistemática el juego de los trebejos en los clubes de Salta, en donde sus amigos y socios en general saben apreciar sus cualidades intelectuales y su forma particular de interactuar, en donde se percibe las características de una excelente persona.
Se define a sí mismo en las palabras de su auto semblanza “Mi medio Juego”:

“Mi medio juego

El Ajedrez representa en mi vida un medio y un fin en sí mismo. A los ocho años de edad aprendí a “mover las piezas”, es decir, a conocer las reglas rudimentarias del juego. A los nueve años y gracias a los empeños pedagógicos de Carlos Mamaní – sacristán del Convento de San Francisco, vi ensancharse de forma asombrosa el horizonte de posibilidades lúdicas, creativas, estratégicas que el juego ofrecía. Aparecía ante mí un territorio a recorrer, profundo y misterioso: pronto comprendí que podía adentrarme en él si un buen baqueano me guiaba. Pero también advertí que en ese maravilloso bosque de aventuras se ingresa, pero la travesía no tiene fin.

Me veo a mí mismo, con la “ñata contra el vidrio” observando cómo jugaban, el “Bicho” López, Yutronich, Sanchecito, el profesor Martínez, Raúl Lenes, Ariel Petrocelli, El Ing. Cadú y otros habitués de la esquina de 20 de Febrero y Caseros, o en Zuviría y España, luego en el bar de Naím, sobre Mitre frente a la Plaza. Percibo aún el olor del café y el tabaco como volutas mezcladas con el bullicio, la asombrosa variedad de diseño de las piezas con que se jugaba (algunas de plomo, otras de madera y, finalmente, el novedoso “plástico”). Pocos objetos impresionaban más mi mente joven como esas formas alineadas sobre sesenta y cuatro casillas de madera, cartón o mármol; yo había empezado a animarlas y domesticarlas en mi cabeza y a convertirlas en familiares personajes con vida propia.

Conocer a los “elefantes blancos” del ajedrez salteño multiplicó mi estupor. ¿Cómo era posible que existiera tamaña élite en una ciudad de provincia como esa Salta pequeña y familiar? Nunca supe quién o quiénes habían tocado con la varita mágica a los Ildefonso Fernández, Alberto Rodríguez, Mocile Jovanovich, Aníbal Aparicio, Diego Belmonte, Alfredo Bass, Tomás Acosta, impenetrable cónclave al que sólo pudieron acceder de forma muy esporádica algunos pocos iniciados, como Luis Lafuente, Mario Ochoa, Nardini y otros pocos, muy pocos. Un segundo pelotón (en el que me vi involucrado) esperaba su turno, que nunca llegaba… porque nuestro momento había pasado. Debimos habernos catapultado desde más atrás, desde la propia infancia o desde la más temprana adolescencia, para alcanzarlos, como sucedió con Kanefsck, Mariano Belmonte y otras figuras actuales.

Pero a cambio de ello, algo bueno sucedió… Quizás, al quedarme a mitad de camino entre el competidor y el observador, la vida me haya favorecido con múltiples miradas y enfoques hacia el Ajedrez: la admiración por los próceres del juego, la alquimia de los problemas, finales y estudios de composición, gracias a mi amistad con Mario Guido García, el juego combinativo, los planteos novedosos en la estrategia y la táctica y otras delicias. Pero nada se compara con el privilegio de haber enriquecido mi vida al rodearme de seres humanos libres de la obligación de escoger ámbitos acordes con su posición social o económica, obligados a ser felices en un recinto donde la diversidad y al mismo tiempo la igualdad nos santifica por algunos instantes. Entendí el significado de “fraternidad” al compartir, bajo la excusa de jugar al ajedrez, testimonios vivientes de un torbellino de valores, ideales, fortalezas y fragilidades humanas que mis congéneres del noble juego me entregaron y me entregan a diario, en tanto y en cuanto yo sepa abrir los brazos y el corazón para recibirlos.

Se empiezan a agolpar en mi cabeza los nombres de quienes fueron, son y serán para mí maestros de la amistad y de la vida y rechazo la tentación de enumerarlos porque sé que podría olvidar alguno. De todos modos, los que se fueron y los que aún tengo cerca de mí, saben que son los responsables de algún pequeño rasgo de bonhomía que alguien pudiera encontrar en mí. Algo muy intenso y mágico, como el Ajedrez, nos puso a prueba en este atrevimiento de tratar de ser felices. Soy feliz, soy un “peón pasado”. (1)

Julio César Reynaga

(1) “El peón pasado tiene alma, como el hombre, deseos que yacen en él inexpresados y temores cuya existencia apenas él mismo barrunta.” (Aarón Nimzovitch)”

Es un fan de la composición y resolución de estudios artísticos de ajedrez. En tal sentido, además de ser un difusor de estas expresiones, también ha concretado trabajos de mates directos:

MATES DIRECTOS

J. C. Reynaga- M. G. García        J. C. Reynaga- M. G. García

«Estudios Artísticos», 1996 Diario “El Tribuno” Salta–1992

     Mate en Tres                                    Mate en Cuatro

Soluciones

1.Dh3!                                           

1…g2+ 2.Txg2 Txh3 3.Tg1#  

1…Txh3 2.Tg2 Th2 3.Tg1#

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1. Ae5!

1. …, Rd5; 2. Rb5, Re4; 3. Ac3, Re3; 4. Te5++

1…, Rc5; 2. Cf4, Rc4/c6; 3. Th8, R~; 4. Tc8++

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